martes, 24 de octubre de 2017

Bebés de alta demanda: características (III)

Bebés de alta demanda: características (III)
Tras dos entradas explicando algunas de las características que pueden tener los bebés de alta demanda, hoy acabamos con las cuatro características restantes.
Recapitulando un poco, hemos dicho de los bebés de alta demanda son bebés intensos, hiperactivos, absorbentes, que se alimentan a menudo, exigentes, que se despiertan a menudo, insatisfechos e impredecibles.

Hipersensibles

Son bebés muy sensibles a cualquier cambio porque son muy conscientes del entorno que les rodea. Necesitan un entorno conocido y seguro y se alteran fácilmente si el equilibrio se altera.
A diferencia de otros muchos bebés, que pueden estar tranquilos e incluso dormir con los ruidos cotidianos del día a día, estos bebés se sobresaltan fácilmente y se despiertan "con una mosca volando".
Esta hipersensibilidad se da también a otros niveles. Reaccionan de manera casi exagerada a malestares físicos y emocionales. Es habitual que lloren a poco que les moleste algo (un resfriado, los dientes,...) y es difícil que acepten a un cuidador que no sea su cuidador principal.

Necesitan el contacto continuo

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Son bebés que necesitan un contacto continuo. Brazos, muchas tomas de leche, contacto por la noche, etc. son estrategias habituales para calmar esa necesidad de contacto.
Ya puedes haber comprado un precioso móvil para la cuna esperando que se quede mirándolo solo, ya puedes haber comprado una cuna esperando que duerma en ella, ya puedes tener una hamaca para dejarlo un momentito sentado mientras remueves la comida, ya puedes haber comprado un cochecito de paseo para sentarlo en la calle... nada de todo ello le parecerá bien, ya que nada de ello supone contacto con sus padres.
No se duermen en la cuna ni permanecen demasiado tiempo durmiendo si los pasas a ella tras dormirse, no quieren estar sentados en la hamaca, ni siquiera en el cochecito (y eso que éste se mueve). En definitiva, no quieren estar en ningún sitio que no sea en los brazos de sus padres.

No se calman por sí solos

Necesitan siempre del contacto de sus padres y de otras maniobras (mecerlos, darles el pecho, mecerlos y darles el pecho a la vez, acariciarles en tus brazos,...) para conciliar el sueño. Es como si ellos mismos no supieran relajarse y necesitaran siempre de nuestra ayuda para hacerlo.
Otros bebés son capaces, en algún momento, de dormirse en el cochecito, en el coche con el vaivén de la carretera o incluso en los brazos sin que sus padres se den cuenta ("¡qué lástima, se me ha quedado dormido!"). Los bebés de alta demanda, en cambio, necesitan siempre varios rituales para relajarse y dormirse.
Hay padres que, ante tales dificultades para dormirlos y teniendo en cuenta que se despiertan muy a menudo, acaban por intentar el "déjalo que llore, ya se cansará y ya se dormirá". No es que no funcione, ya que tarde o temprano (probablemente tarde) acaban dejando de llorar, sin embargo son bebés que no se calman fácilmente y que lloran cada vez más y más (y más y más), generándose un nivel de estrés elevadísimo cuando lo ideal es que les ayudemos a relajarse nosotros, que la tranquilidad y el pasar de un estado activo a otro más pasivo es realmente lo que ellos no saben hacer.

Sensibles a la separación

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Son niños que no aceptan a otros cuidadores, incluso el papá suele ser rechazado en muchas ocasiones si mamá no va a estar presente.
Los padres explican que es como si vivieran en un periodo de angustia de separación continuo, sin posibilidad de ser cuidado o cogido en brazos por ninguna otra persona.
Todos los niños viven momentos así en uno u otro periodo de su infancia, pero siempre hay alguna fase en la que están más receptivos y abiertos a conocer gente nueva o, como mínimo, a permitir ser cogido por otras personas, ya sea antes de los 7-8 meses, ya sea después de pasar ese periodo. Estos bebés en cambio parecen perder la vida cuando se separan de sus madres. Incluso cuando son capaces de desplazarse por sí mismos, gateando o caminando, persiguen a su madre a todas partes (a la cocina, al lavabo, a...), llegando las madres a sentir que algo han hecho muy mal para conseguir que su hijo sea cada vez más dependiente.
Se trata de una etapa, como todo, y con el tiempo empiezan a coger seguridad en sí mismos y a ser más capaces de hacer las cosas sin la constante presencia de su madre. Es una fase que deben pasar, ya que para ser independientes necesitan, como todos los bebés, ser dependientes primero.
Respetando su dependencia conseguiremos no forzar situaciones "para que aprenda un poco a estar sin mamá" a riesgo de que la no presencia de su madre le genere todavía más ansiedad e inseguridad y provoque aún más dependencia.

Fuente:https://www.bebesymas.com/desarrollo/bebes-de-alta-demanda-caracteristicas-iii

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